Ese momento de finales de agosto, de noche en la playa, refugiados de la lluvia y comiéndome uno de los helados mejores que he comido, se queda en mi memoria.
Y como canta Serrat, estas, " son aquellas pequeñas cosas, que nos dejó un tiempo de rosas, en un rincón, en un papel o en un cajón"
Ese rincón, papel o cajón, lo que convertido en helado, en parte por imitarlo y mucho por recordar los buenos ratos cada vez que lo comamos.
Y parece que no me ha salido nada mal, creo que mejorable si cambio el tocino de cielo comercial por uno casero, pero aún así, muy muy rico. El resultado de mi experimento ha sido un helado cremoso, que no ha necesitado azúcar, ni azúcar invertido ni historias complicadas, ya que lo hice con xilitol y además, con muchas menos calorías,
¿A que te animas ha hacerlo?
Ingredientes:
400 g de tocino de cielo
600 ml de nata de montar
Dos cucharadas de vainilla
100 g de azúcar (yo he puesto xilitol)
Montar la nata y añadir el azúcar.
Añadir el tocino de cielo y batir unos segundos.
Encender la heladera y echar en ella la mezcla.
Yo la he tenido mantecando unos 30 minutos.
*No ha hecho falta enfriar la mezcla antes.
*Muchos días después estaba perfecto y no ha cristalizado absolutamente nada.
SÍ, verdad? hay momentos imborrables, y más cuando se está pasando bien! ahora siempre que hagas helado te acordarás de ese día de los truenos, a mí me pasa. La pinta es espectacular! me encanta, sí que se ve cremoso mmmmmmmmmm..Y la canción de Serrat ..ay qué bonita es! es de mis favoritas :) un besuco de martes, guapetona.
ResponderEliminarGracias Mar, besotes enormes!
EliminarMenuda textura tiene este helado y seguro que de sabor espectacular. Un besazo.
ResponderEliminarHola guapísima !!!
ResponderEliminarQué original eres Carmelilla, yo no habría imaginado nunca un helado con éste sabor. Con lo que me gustan los tocinos de cielo, qué pecado de helado has hecho.
Y es cierto que el xilitol para los helados es la pera, ni los cristaliza ni nada, todo lo contrario le aporta una textura que increible.
Anda bonita que de buena gana metería esa cuchara tan preciosa y te lo dejaba todo reluciente y relamido, me ha encantado.
Besotes gordos mi niña.