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miércoles, 30 de marzo de 2016

Cómo teñirse con henna y sus beneficios

Hace tiempo algunas seguidoras me habían pedido que escribiera un post explicando cómo me tiño con la henna, por fin me he decidido y te cuento todo lo que yo sé y mi forma de aplicarla.

Para empezar te diré que llevo unos cinco años usándola después de sufrir varios episodios de alergia a los tintes convencionales. El medico de dijo que no podría volver a teñirme y que era peligroso, así que me decidí por ella.


La henna es un tinte que se hace con la hoja seca del Lawsonia Inermis, un arbusto que se cultiva en algunas regiones Asiáticas, Oriente Medio y Norte de África,
Hay mucha gente que piensa que es complicado teñirse con henna, y para nada, el inconveniente es que hace falta tenerla unas horas para que tome el color bien y si se trata de cubrir canas, con más razón.

Pero si se trata de ventajas, te puedo decir que son muchas, la primera es que al ser natural no le estás metiendo al cuerpo toda la química de los tintes tradicionales
Además la henna provoca un aumento de la calidad del cabello, lo vuelve más fuerte, brillante, frena la caída y también previene las descamaciones del cuero cabelludo.



Existen en el mercado muchos tipos de henna, algunos que te indican un color concreto, yo no uso ese tipo ya que el que indica que tiñe en color oscuro contiene parafenilendiamina, que es a lo que soy alérgica.
Por lo tanto yo compro la henna 100% natural, y por eso el color de base influye en el resultado, quiero decir con esto, que si tienes tinte como base, el color no será el mismo que al teñirse sobre cabello natural o sobre cabello con canas, pero con el uso continuado tu color de pelo se ira adaptando y verás como el cabello gana en salud.


Para que veas lo sencillo que es prepararla te dejo con un paso a paso de cómo lo hago yo, y al final te dejo algunas otras ideas o formas que se suelen usar también.

Yo tengo dos formas, una de ellas es con té y la otra con zumo de limón. La diferencia entre ellas es muy poca, y el uso de una u otra es simplemente porque no haya tenido limón y he recurrido al té, como te digo hay muchas formas de prepararla.

Preparación:
Con té:


*Infusiona dos cucharadas de té rojo o negro, yo aquí lo hice con un té de cáñamo que no me gusta el sabor y lo dejé para esto.

*Prepara un bol de plástico
*Echa la henna en el bol y añade poco a poco el agua infusionada y remueve, cuando la henna tome una consistencia parecida a un yogur la dejas reposar una media hora.


Con limón:
*Echa la henna en el bol



*Añade zumo de limón mientras remueves
*Cuando la mezcla tenga la consistencia parecida aun yogur deja reposar una media hora.


Tanto si la preparas de una u otra forma, continua con estos pasos:
después de reposar, puedes añadir tu mascarilla, o si tienes el pelo muy seco, suavizante del cabello o incluso una cucharada de aceite de oliva.


Será buen momento para incluir esos tratamientos, ya que las horas que pararás con la henna puesta son las mismas que tu mascarilla u otros estarán haciendo su efecto.

*NOTA
Aunque hay quien dice que no se debe remover con utensilios de metal, yo me he saltado muchas veces ese “purismo” y he usado metal, no he notado ninguna alteración en la preparación ni en el resultado del color.

Aplicación:
A diferencia de los tintes convencionales, la henna se aplica con el pelo limpio.
Prepara unos guantes, papel film y toalla para cubrirte que no te importe que se manche.

Comienza haciendo particiones en el pelo y con las manos (yo no lo hago con brocha) ve poniendo henna sobre el pelo desde la raíz hasta la punta hasta cubrir todo.
Una vez bien repartida, envuelve la cabeza con el papel film y da un poco de calor con el secador, eso lo puedes hacer cada media hora, o tres cuartos de hora si quieres.
Cuando hayan pasado entre tres y cuatro horas, ya puedes lavarte el pelo.
Para quitarte correctamente la henna, lo mejor es que te echas agua hasta que no notes pegotes de masa en la cabeza, después haz un par de lavados con el champú.
Durante los siguientes lavados notarás que sigue saliendo algo de henna, y notarás también que el color va cambiando y que el pelo brilla a media que pasan los días.
El uso de la henna como método de teñido, es efectivo, si tienes canas, quizás necesites varias aplicaciones hasta conseguir un color que te guste, pero cubrirlas las cubre desde la primera vez.
La duración de el efecto de teñido es mucha, de hecho a mí sólo por la raíz cuando me crece el pelo es cuando se me nota la diferencia, pero eso pasa con todos los tintes.
*Hay otras formas de preparación que te dejo aquí aunque no he probado yo, sí me lo han comentado algunas personas:

-Con cacao
- Con cascaras de granada infusionadas
- Con agua sola
- Con agua con tinto


jueves, 17 de marzo de 2016

Si el dinero llama al dinero, ¿la estupidez llama a la estupidez? By Zurda y Pelirroja

Si el dinero llama al dinero, ¿la estupidez llama a más estupidez?

Es un dicho conocido, y una creencia arraigada en nuestro país, es una frase repetida cuando vemos a alguien que, teniendo dinero, consigue más dinero.

Sí. Yo creo en esa afirmación, si se tiene dinero, se tiene capacidad de apostar de muchas formas para conseguir más dinero, mejores negocios, mejores trabajos, capacidad de arriesgar sin que peligre el pan diario. El dinero cuando abunda, o es un poco más que suficiente para vivir, permite hacer y deshacer.


Suele pasar también con el dinero heredado, quiero decir, con el que viene de familia, de arraigo en las generaciones, y el que se ha conseguido sin golpes de suerte. Que también los golpes de suerte ayudan a que siga la racha. Que sí.

Y la pregunta es ¿llama la estupidez a más estupidez?
Y digo estupidez en el amplio sentido de la palabra, en todos los sentidos, todas las acepciones y si se te ocurre alguna más, también en esa.

Creo que sí. Basta con analizar estos tiempos.

Hay que ser estúpido para creerse superior a otros, hay que serlo para pensar que se pueden tirar monedas a otras personas, humillar sin ningún pudor a otro más débil, por muy nórdico y civilizado que nos hayan dicho que eres, y dormir por la noche cuando se te pasa la borrachera.

Hay que se muy estúpido, también, para llevarte el dinero de otros, el de todos, y pensar que nunca se va a enterar nadie y hay que serlo para explicar por teléfono el método que seguías.

Hay que ser estúpido para seguir negando lo evidente, para creer que nunca recogerás lo que has sembrado. Hay que serlo para creerte que por ser del primer mundo tienes más derechos que tu prójimo lejano.

Esa estupidez debió empezar a crecer alguna vez en los depositarios de la misma, haciéndoles creer que nunca se descubriría lo oculto. La avaricia oculta y bien vestida.

Hay que ser muy estúpido si se piensa que la gente que ve la tele es idiota, que no analiza, que no se cansa de los argumentos que, repetidos y bien pagados, nos susurran una y otra vez mentiras, como si la mentira se hiciera verdad por repetirla.

Hay que serlo para creer que se nos ha olvidado lo que es el bien común.

Y si el dinero llama al dinero, y la estupidez a más estupidez, ¿por qué no la inteligencia a más inteligencia?

La solidaridad a más solidaridad, la tolerancia a más tolerancia.

Me gusta pensar que la justicia llamará a más justicia. El derecho a más derecho, la igualdad a más igualdad. La cultura a más cultura.
Pero creo que por ahora solo será eso, un deseo.
¿No hemos vuelto idiotas en masa, insensibles en masa o inútiles en masa ?

Y si por tener más dinero y ser más poderoso hay que pagar el precio de ser más estúpidos, yo quiero bajarme de aquí.
Quiero dejar de llamarme ciudadana para llamarme consentidora, quiero dejar de llamarme humana y llamarme estúpida.

Nadie ha dicho que sea fácil. No es imposible.

Idomeni, pienso en ti.


martes, 15 de marzo de 2016

Magdalenas aragonesas

Llevo una temporada que cada vez que puedo voy dar una vuelta a  un mercadillo de segunda mano y antigüedades  en mi ciudad, es de estos en los que encuentras desde un mando de tv viejo y sucio, hasta el más bonito mueble antiguo, pasando por sellos, bolígrafos, vajillas vintage o muñecas rotas.
Y no es que sea muy aficionada a este tipo de mercadillos, pero con la intención de hacerme con una pequeña colección de libros de cocina, antiguos o al menos que tengan unos años, he ido como os digo en algunas ocasiones.



Y hasta hoy esos paseos han tenido resultados, no sólo por los libros que he encontrado si no porque me he hecho con un par de fuentes de loza que tienen  sus encanto por los años que tienen.
En cuanto a los libros, la receta de hoy está sacada de uno de ellos, Diccionario de Cocina, de la editorial Bruguera.
Se trata de una edición de 1972, la quinta concretamente, la primera es de 1965, y lo conseguí por la maravillosa cantidad de cincuenta céntimos, como ves, regalado casi.
Está  muy poco estropeado,  y se ve que algún niño lo había  pintado con lápiz verde en algunas hojas, pero que se ha quitado sin problemas.
Y qué decir del contenido, el libro es una pasada, está ordenado como si de un diccionario gastronómico se tratase, pero añadiendo recetas a algunos de las palabras.
Bueno y yo me fui a la M queriendo hacer unas magdalenas, me topé con esta receta "Magdalenas Aragonesas" ¡¡ y casi nos ponemos a cantar jota de ricas que estaban!!

No busques en estas magdalenas el sabor de las típicas de limón, o de las que puedas comprar, no, para nada. Estas magdalenas saben a lo que nosotros hemos llamado "dulce antiguo" esos dulces que comíamos hace años recién salidos del horno o panadería del barrio, o a esos que hacían las abuelas.




Vamos que nos han encantado y encima no tienen misterio ninguno, las puede hacer cualquier persona que esté empezando en el arte de la repostería, o como siempre digo, perfectas para meter a los niños en la cocina y que disfruten de lo que son capaces de hacer.
¡A por ellas!


Ingredientes:
150 g de harina
150 g de miel
75 g de mantequilla sin sal
2 huevos
1 cd sopera de agua de azahar
1 ct de levadura química (la receta no la pide)



Preparación:
Batir las claras a punto de nieve y reservar.
Batir las yemas con la miel y añadir cuando estén bien mezclados la mantequilla  y el agua de azahar.
Se va añadiendo poco a poco la harina (con la levadura) mezclado todo con suavidad.
Por último se incorporan las claras con cuidado.
Se reparten en los moldes y se hornean 35 minutos con el horno precalentado a 180º.
Se sacan y enfrían
en una rejilla.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Mini quiché con pan de molde,

La receta de hoy es mucho más que sencilla y rica, es de esas que te sirven para una cena improvisada, una cena rápida, un picoteo, un entrante o... dale tú su sitio en tu mesa que seguro se te ocurren más cosas.



Yo me sorprendo de la cantidad de recetas que se pueden hacer con pan de molde, de hecho hay infinidad de vídeos que muestran cosas originales para hacer, lo último que vi era unos enrollados con helado y que después se fríen, ¡tengo que hacer eso sin falta!
Pero hoy es esta, unos mini quiches o tartaletas, llámalos como quieras, pero prueba que verás qué no miento.
Para rellenarlos, yo he usado jamón cocido, pero con atún, bacon, carne picada o lo que se te ocurra estarán igual de ricos.
Y para seguir convenciéndote :) si tienes niños pequeños, es una buena excusa para iniciarlos en los quehaceres de la cocina.

Nosotros los hemos comido templados, aunque no dudo de que fríos estarán igual de ricos.


Vamos con los ingredientes que yo he usado para 12 unidades

Ingredientes:
12 rebanadas de pan de molde
250 g de jamón cocido
150 g de queso rallado al gusto
4 huevos 
200 ml de leche
sal 
pimienta

Preparación:
Cortar las orillas del pan y aplanar con un rodillo.



Ponerlas en un molde de magdalenas y hornear a 200º unos 5-7 minutos, Mientras batir los huevos con la sal y la pimienta y añadir el queso.



Después se pone en la mezcla el jamón (o el relleno elejido) y se reparte en cada hueco del pan. 


Se hornea a 200º unos 15 minutos y servir. También se puede servir frío.




 Que lo disfrutes.



domingo, 6 de marzo de 2016

Hazlo tú mismo ,Cuadro Marinero, con marco reciclado (DIY)

Qué rapidísimo pasan los meses y qué pronto nos hemos metido en marzo. No sé si te pasa lo mismo que a mí, pero estaba todavía en modo "navidad" por decirlo de alguna forma, y me doy cuenta de que ya está la primavera aquí gracias a mis estornudos alérgicos mañaneros. De aquí a nada estaremos hablando de calor, verano y playas.


Y hablando de verano, hoy te propongo hacer un diy  un cuadro con pocas cosas y con un resultado bastante bonito,  he redecorado uno de los baños con motivos marineros y cestos de rayas azules y blancas, y esta idea me surgió para aprovechar un marco que tenía sin foto porque el tamaño no me cuadraba con nada
Es tan fácil de hacer que en un rato estaba terminado, y con pocas cosas el resultado es muy bueno.

Necesitas un marco de tamaño medio o grande, depende de lo que quieras poner dentro y del espacio del que dispongas claro.
Una pistola de silicona caliente una tela un poco más grande que el tamaño del marco y algunas caracolas o conchas, o los motivos marinos que quieras.

En primer lugar prepara todo y enchufa la pistola,


Desmonta el cristal del marco y deja sólo la madera de dentro, que se forra con la tela, poniendo unos puntos de silicona en las esquinas.


Antes de pegar las conchas y demás adornos,  prueba diferentes formas y opciones, hasta que veas como te gustan más, haz una marca y comienza a pegar uno a uno.
De esta manera tan sencilla tendrás un cuadro diferente y como siempre nos gusta aquí, reciclando.

¡Que tengas buena semana!