Carta de Despedida

Querido verano:
No esperaba nada de ti esta vez, de hecho ni siquiera me apetecía verte. Pero por una vez has conseguido cautivarme, has logrado lo imposible, que las noches calurosas que siempre te acompañan, me hayan servido para mantenerme despierta para la lectura y la reflexión.
Ya ves que esta vez no he querido despedirte, pero viene empujando el que te da el relevo (sinceramente estás ganando tú y casi ni se te nota la lejanía), pero así son las cosas, unos vienen  y otros van.
Como la misma vida.
 Lo mejor es que tu paso de este año ha ayudado a borrar los malos ratos y los sinsabores, has permitido que con el sosiego y la paz que se disfruta en el mar, junto al cariño de los verdaderos amigos, se  hayan esfumado  todas esas cosas indeseables que el invierno dejó.
Y es que sin esperar nada de ti, me has dado mucho, sí,  mucho más de lo que aquí se puede decir, abrir los ojos y ver con claridad -y es pura metáfora- ya vale lo suficiente como para soportar tu "ardiente" estancia y mantener el recuerdo del que puedo nombrar como mi maravilloso verano.
Hasta pronto.